Del cometido militar de las órdenes apenas quedan testimonios. Al finalizar la guerra de la Independencia fue demolido el castillo de Mallén que había servido como último bastión para los franceses. Desaparecía así una de las más importantes fortalezas de esta zona que, durante algún tiempo, sirvió como sede al Prior hospitalario de Aragón y Navarra.
En Novillas quedan restos del antiguo castillo englobados dentro de las estructuras de la casa conventual, lo mismo que ocurre en Ambel, donde también se conserva buena parte de un torre defensiva.
El castillo de Talamantes sigue siendo uno de las señas de identidad de esa localidad. Ubicado en una cresta rocosa que domina el caserío mantiene en pie la mitad de sus muros con algunos de sus torreones, entre ellos la torre del homenaje, de construcción anterior, en torno a la cual se construyeron el resto de las estructuras.
Fuendejalón también dispuso de un castillo del que no ha quedado ningún resto, conservándose el recuerdo del mismo a través de la ermita dedicada a la Virgen del Castillo que se edificó en el lugar donde estaba emplazado.