La localidad de Borja pertenece a la Comarca Campo de Borja y su importancia va más allá de ser capital de la Comarca; la Bursao Celtíbera ya es citada por clásicos como Livio y Ptolomeo en el s.III a.C.
Su conjunto histórico, declarado Bien de Interés Cultural, nos adentra en un paseo de sensaciones que conquistan nuestros sentidos y nos sumerge en el laberinto de tres culturas: cristiana, judía y musulmana, arropadas bajo la mirada desafiante del castillo, que es la seña de identidad de Borja y su razón de ser desde sus orígenes hasta el s.XVI.
Déjate conquistar por la sinuosidad de sus calles, la belleza de sus plazas, el clamor de sus fuentes. Sumérgete en la vida de Borja.
La vida en Borja transcurre al son de una suave melodía. Las músicas de Borja se escriben en sus calles y plazas. El canto de las auroras en los dulces amaneceres borjanos, el vibrante baile de los Gigantes y los dances en honor a San Bartolomé los días 24 y 25 de agosto, resuenan en el corazón de los borjanos, en ritmos solo igualados por las procesiones de Semana Santa que recorren las calles de la ciudad. El acto central es el Entierro de Cristo, declarado Bien de interés cultural, que se realiza en la tarde del Viernes Santo, cuando las cofradías de Borja caminan a un solo ritmo, portando sus valiosos pasos.
Borja celebra sus fiestas patronales en honor a la Virgen de la Peana el primer domingo de mayo. Durante estos días se venera a la patrona de la Ciudad con diferentes actos entre los que destaca el Rosario de Cristal, que se remonta a 1928, declarado fiesta de interés turístico regional. Esta procesión termina con la emocionante entrada de la Virgen en la Colegiata de Santa María, totalmente abarrotada de borjanos. Las fiestas mayores de Borja se celebran alrededor del 20 de septiembre, en conmemoración de la antigua Feria de ganado.
La muestra de artesanía en agosto y la Bienal de Grabado “Ciudad de Borja” no dejan indiferente al turista, sin olvidar uno de los eventos más importantes y de repercusión a nivel mundial: las Jornadas Internacionales de Canto Coral “Ciudad de Borja”.
Los orígenes de Borja se remontan al siglo VII a.C., cuando aparece una población en el Cerro de la Cueva Esquilar que dará origen a la ciudad celtíbera de Bursao. En época romana la población se extiende y en la Edad Media se articula en torno al cerro del Castillo. Bajo el dominio musulmán Borja se dota de un importante cinturón de murallas del que aún se conservan restos.
Tras la incorporación al Reino de Aragón en 1121 por Alfonso el Batallador, se permite a los musulmanes permanecer en Borja, en el popular Barrio de San Juan o del Carmen. La importante comunidad judía se ubicará en la zona del Cinto, en torno al castillo. Borja se convierte en un enclave estratégico frente a Castilla y será totalmente destruida en la Guerra de los Pedros a mediados del s.XIV. Borja, que era residencia habitual de la Reina María, recibe de su esposo Alfonso V el título de ciudad en 1438 y queda definitivamente incorporada al reino de Aragón.
La población aumenta en los s. XVI y XVII. Borja desborda la segunda muralla y escribe su futuro en el llano, con un trazado más regular, se abren nuevas calles y plazas y se construyen numerosos edificios y conventos. El esplendor de esta época se escribe en los principales monumentos de la ciudad: la Casa Consistorial, la Casa de las Conchas, la Casa de la Estanca y la de Aguilar, la Colegiata de Santa María y los conventos de Santa Clara, la Concepción, Santo Domingo y Capuchinos.
Pasear por Borja es navegar entre las mejores fragancias. De sus bodegas y cooperativas nacen aceites y vinos que por su altísima calidad, han conquistado el mundo entero.
La Sociedad Cooperativa Agrícola de Borja produce aceite de la D.O. Sierra del Moncayo, un perfume que acaricia los sentidos y conquista el recuerdo. Solo las mejores perlas de los olivos de Borja pueden producir el regalo de una tierra única.
La Denominación de Origen Campo de Borja tiene aquí sus mejores embajadores: las Bodegas Alto Moncayo y Borsao. La Garnacha se ha convertido en Referencia Mundial por la complejidad, estructura y amplia gama cromática que aporta a sus caldos, sus barricas contienen mares de sabor y perfume, dispuestos a defender El Imperio de la Garnacha.
La mejor gastronomía espera al visitante en Borja. Los sabores más actuales unidos en armonía con los más tradicionales, elaboran creaciones que enamorarán al comensal. Los productos de la zona conviven en un mismo plato para ofrecer sabores y maridajes únicos.
Un ambiente cercano sirve de marco incomparable para degustar nuestros platos, el ternasco,las migas, el rancho...que han alimentado a nuestras generaciones desde épocas antiguas. Cada cucharada contiene el trabajo y pasión de miles de agricultores que han dedicado sus vidas a esta tierra. Nuestros dulces típicos como la culeca, bizcochos y roscones, entre otras delicias, regalarán tus sentidos.
El municipio de Borja, con una extensión aproximada de 107 Km, cuenta con un entorno natural de gran belleza. Varias rutas parten de la ciudad para recorrer, a pie o en bicicleta, un paraje que seduce la mirada. Su amplia masa forestal, unida a las grandes extensiones de viñedos y olivos, constituye un foco de gran Interés turístico de gran Valor Paisajístico.
A cinco kilómetros, escoltado por un extenso pinar con zonas donde se mantiene el bosque autóctono de encinas y coscojas, se encuentra el Santuario de Misericordia, en su iglesia se encuentra la pintura del Ecce Homo que se ha hecho mundialmente famosa. El entorno del Santuario está lleno de fuentes naturales fácilmente visitables. Muy cerca se encuentra la cueva de Moncín, cuyas pinturas rupestres son Patrimonio de la Humanidad.
El embalse de la Estanca pinta una estampa muy atractiva. Esta laguna se sitúa a 6 kilómetros de Borja y es zona de protección de aves migratorias, que ribetean el cielo de la zona. Junto a ella se sitúa la Casa de la Estanca, una construcción del s.XVI, representativa del Mudéjar Aragonés.
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