La villa de Magallón se erige majestuosa sobre los promontorios del Castillo y del Cabezo, núcleo de sus primeros pobladores. Poco a poco, sus habitantes conquistaron la vega del río Huecha y pintaron en ese lienzo la maravilla que es hoy Magallón. El legado milenario se funde con la vida diaria de sus habitantes: viñedos y campos rezuman tradición y modernidad a partes iguales.
En las calles de Magallón resuenan pasos medievales y tractores cargados de cereal. Siempre hay un lugar para ti en el municipio.
Las bodegas y cooperativas de Magallón crean un sabor especial: vinos y aceites suaves pero con carácter propio, igual que sus vecinos. Una experiencia total que no podrás olvidar.
¿A qué esperas para sentirlo?
La historia se torna piedra en el pueblo de Magallón y resiste al paso del tiempo. Su castillo, destruido en el s.XIV, se reconvirtió en la iglesia de San Lorenzo, cuyo campanario es la Torre del Homenaje del antiguo castillo.
De raíces íberas, Magallón estuvo en manos musulmanas del 714 hasta 1119, cuando fue conquistado por Alfonso I. Durante siglos fue objeto de tratos y regalos entre nobles hasta incorporarse definitivamente al Reino de Aragón en 1443.
El esplendor que vivió en los siglos posteriores aún brilla en un sólido patrimonio, que predomina en las ermitas de San Sebastián y Nuestra Señora del Rosario, además del antiguo convento de los padres Dominicos.
Por las calles de Magallón todavía puede escucharse la música de la tradición guardada al calor de los fogones y las relaciones entre vecinos que comparten una vida común.
En los pórticos de la plaza del Mercado pueden oírse las mismas risas y comentarios sobre la cosecha que se escuchaban hace 50 años.
Entre las fiestas populares se encuentra el 23 de abril que es la tradicional Fiesta de las Bodegas: comidas populares, festejos taurinos y música para un día grande. Aunque la sinfonía se desata el 14 de septiembre con las fiestas mayores de Magallón: La Cruz.
Magallón es un enclave único, punto de maridaje entre las mejores esencias de la Comarca. De una parte nos llega el vino de la D.O. Campo de Borja, representado por las bodegas Picos y Ruberte, además de la Cooperativa Santo Cristo.
El Imperio de la Garnacha hunde sus raíces en nuestra tierra para conquistar el mundo entero. Su secreto, unos viñedos que forman un océano de fragancias y delicadas emociones que deleitarán tus sentidos.
Brota también un bálsamo dorado: el Aceite Sierra del Moncayo. Los olivos centenarios se alzan en los campos de Magallón. Surcar sus aromas te hará soñar con el secreto mejor guardado de la Comarca Campo de Borja.
La gastronomía de Magallón ofrece tantos sabores como modos de degustarla. No puede faltar el rancho, la receta que bebe de la tradición para satisfacer siempre al turista, ni otros platos contundentes que forman parte de historia del agricultor.
Los mares dorados de cereal que rodean Magallón no ahogan la oferta culinaria del municipio, sino que incentivan la innovación. Por eso también encontrarás en nuestros establecimientos grandes relecturas culinarias y arriesgadas propuestas que saciarán los gustos más exquisitos.
El enclave único de Magallón sobre los promontorios del Castillo y del Cabezo permite al visitante disfrutar de una escena rica en todo tipo de elementos.
Nuestros olivos centenarios son ejemplares sumamente valiosos, al igual que los viñedos que salpican de color un paisaje estepario.
En tu viajepodrás admirar otras especies centenarias, como acacias y robles, que muestran las profundas raíces de Magallón. El cauce del río Huecha pinta un suave trazo en este paisaje abierto al visitante, aportando más dinamismo y variedad a la composición.
Esta línea permite la proliferación de fauna que, si bien se esconde ante los turistas más descuidados, se mostrará a las miradas expertas que vuelquen en Magallón todos sus sentidos.
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