Pozuelo de Aragón se sitúa en los Llanos de Plasencia, sobre uno de los manantiales que nutren de agua la amplia área sin ríos entre el Huecha y el Jalón. Sus aguas termales son un regalo para los sentidos, como los pozos situados en Las Heras.
Esta peculiar situación ha marcado la historia de Pozuelo, vinculada al Monasterio de Veruela desde su fundación. La vida diaria de sus vecinos transcurre al son de la tradición, sin perder un solo ápice de su identidad.
Pozuelo de Aragón vive envuelto en fragancias y sonidos únicos. ¿Te atreves a descubrirlos?
En las calles de Pozuelo resuena la melodía de su tradición, defendida por sus vecinos del paso del tiempo y el olvido. Cada conversación y cada risa ayudan a mantener un valioso patrimonio cultural, compartido entre todos los pozuelanos.
Las notas más brillantes de Pozuelo pertenecen a la representación de la Carta Puebla, cuando se conmemora la fundación del pueblo: los monjes del Monasterio de Veruela cedieron la explotación de las tierras a los pobladores. Esta fecha sigue viva gracias a numerosos y variados actos: feria medieval, exhibición de oficios, recreación de la entrega de la Carta Puebla…
Pozuelo de Aragón celebra los días 25 y 26 de julio sus fiestas mayores en honor a sus patrones, Santiago Apóstol y Santa Ana, con una comida popular en la plaza que reúne a todos los vecinos. El 17 de enero se celebra San Antón, el otro patrón de Pozuelo: la hoguera ilumina la víspera y el día del santo se bendicen los animales en torno al pilón de la plaza.
Los orígenes de Pozuelo de Aragón se remontan a la Reconquista, cuando Alfonso II dona estas tierras al Monasterio de Veruela. De esta época procede la ermita de Santa Ana, a las afueras de la localidad, cuyo interior conserva su estructura medieval.
El interés de los abades de Veruela por Pozuelo puede acariciarse en varias construcciones. La iglesia parroquial de la Asunción se construyó en el s.XVI; de estilo gótico, alberga en su interior un valioso tesoro compuesto de retablos renacentistas. Destaca la calidad de un reloj gótico hallado recientemente.
En el camino a Rueda se encuentra un lumbrerón declarado Bien Inventariado del Patrimonio Cultural Aragonés. El lumbrerón es una construcción pastoril, cuya función era servir de refugio a los numerosos ganaderos. Se trata de una caseta de planta circular y muros de mampuesto con falsa cúpula.
Pozuelo de Aragón elabora una de las mejores esencias de toda la Comarca: el vino Denominación de Origen Campo de Borja. La Cooperativa Santa Ana cuida al máximo su proceso de producción para obtener una fragancia que complacerá a cada poro de tu piel. Saborea El Imperio de la Garnacha.
Aunque Pozuelo de Aragón no produce aceite, se enmarca en una zona de singular valor; el aceite Sierra del Moncayo brota de los mejores olivos. Gracias a un cuidado proceso de elaboración, se elabora un delicioso néctar dorado que satisfará los paladares más exquisitos.
Las duras tierras de Pozuelo han ofrecido un difícil reto a los agricultores que allí se han establecido. Debido a su escasez de agua, proliferan más las pequeñas huertas que las grandes extensiones de cultivo. Los alimentos de la zona son pequeñas joyas de enorme sabor.
La gastronomía de la zona ofrece las recetas que han deleitado a generaciones enteras. Por eso predominan los platos tradicionales y contundentes; durante generaciones, la matacía ha sido el eje central de las familias de Pozuelo. Destacan también sus tradicionales dulces llamados saboyanas y la calidad de sus vinos, que riega la mejor gastronomía.
El peculiar paisaje de Pozuelo de Aragón hace que el visitante quiera sumergirse en él. Para vivirlo, nada mejor que alguna de las rutas que recorren la Comarca Campo de Borja. Un agradable paseo permite descubrir las joyas que esconde, como el pozo artesiano de aguas termales.
La ruta por los parajes naturales de Pozuelo pasa por el geiser que se encuentra en la carretera a Fuendejalón. Para encontrarlo, es necesario tomar el primer camino hacia la izquierda. Es un espectáculo que siempre sorprende al visitante, especialmente en verano: el calor del agua emanada contrasta con el frío ambiental, generando pequeñas capas de hielo alrededor.
Los tonos pardos de secano predominan en el lienzo de Pozuelo. La luz del sol juguetea con el relieve y arranca destellos de color al amanecer y atardecer. Este espectáculo puede disfrutarse desde el propio centro urbano, cuyas vistas se extienden hasta el horizonte.
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