Antiguo palacio de los hospitalarios y la parroquia de San Miguel Arcángel 
329 habitantes y su gentilicio es ambelero. 
Entre el valle del Huecha y el somontano del Moncayo, a 72 Km de Zaragoza. El regio pasado de Ambel puede saborearse en su rico patrimonio. Su casco antiguo es una colección de las mejores casas y portadas, vestigio de su posición destacada en la Comarca. Su conjunto monumental es un legado de la Orden de San Juan, a quien se debe la construcción de la iglesia parroquial.
En sus calles todavía se escucha el eco de su pasado bajo la Orden del Temple, quien inició la construcción del castillo, hoy oculto entre otras edificaciones. La tradición completa su melodía con uno de los dances más antiguos de todo Aragón, en honor a las Santas Reliquias.
El legado histórico de Ambel te espera.
La tradición resuena en Ambel al ritmo de su valioso dance, uno de los más antiguos de Aragón; ya en el siglo XV se contratan los servicios de los danzantes de Ambel para una fiesta. Su excepcional valor se debe también a la riqueza de contenidos: se han recuperado 27 piezas gracias a la aportación de muchas familias y vecinos.
Además de las fiestas de agosto en honor a las Santas Reliquias, del 28 al 31 de agosto, fechas en las que las calles de Ambel vibran con el sonido del dance, también se celebran las fiestas patronales el 29 de septiembre, en honor de San Miguel. El resto del año, la plaza de Ambel se mantiene viva gracias a la melodía de conversaciones y juegos de los más pequeños del municipio. Aunque mantiene sus tradiciones, la vida diaria de Ambel se ha modernizado sin perder su identidad.
La historia de Ambel puede pisarse y tocarse. Su raíz protoeuropa habla de sus orígenes inmemoriales, aunque la población musulmana ya está bien documentada. Este legado mudéjar se palpa en la actual parroquia de San Miguel Arcángel, con añadidos del siglo XVI. Después de la Reconquista, Ambel pasó a la Orden del Temple, cuyo castillo ahora ha quedado camuflado entre edificaciones posteriores. Tras su disolución, la Orden de San Juan se hizo cargo de la villa hasta la desamortización del s. XIX.
Los edificios de Ambel acogen gran variedad de tesoros, auténticas joyas al alcance del visitante. La iglesia parroquial guarda, entre sus numerosos retablos, uno de Santa Lucía que posee un gran valor. Un singular conjunto de orfebrería sirve de soporte de las Santas Reliquias, entre las que se encuentra un Lignum Crucis.
En Ambel pueden disfrutarse las mejores esencias de la Comarca Campo de Borja: su vino y su aceite. El primero forma El Imperio de la Garnacha, admirado mundialmente, mientras que el aceite Sierra del Moncayo es la joya admirada por los entendidos.
Al igual que en el resto de la zona, el vino juega un papel destacado en la vida de Ambel. Aunque no cuenta con grandes extensiones de viñedos, las pequeñas bodegas atesoran algunas de las mejores uvas de la Comarca.
El aceite está presente en toda la gastronomía de Ambel, ejerciendo de oloroso contrapunto a la sobriedad de muchos alimentos. Cualquier momento es bueno para inhalar las deliciosas fragancias que destila la Comarca Campo de Borja.
Las tierras que rodean Ambel permiten el cultivo de grandes extensiones, así como la proliferación de pequeños huertos cuidados por los vecinos del municipio. Su cuidadoso trabajo da frutos de sabor auténtico: atrévete a saborear la naturaleza.
El peso de la gastronomía en Ambel recae sobre los propios vecinos. A lo largo de los años, las familias han refinado las recetas tradicionales hasta adaptarla a sus propios gustos, destacando las cañadas y pastas, como postres y dulces, entre otros manjares gastronómicos.
A caballo entre el río Huecha y el Somontano del Moncayo, Ambel es un cruce de colores y paisajes. El barranco de los Moros y el de la Fuente del Fraile modelan un relieve peculiar: el lado norte destaca por el verdor de la ribera, mientras que el sur presenta abundantes tierras de secano.
Los senderos de Pequeño Recorrido (PR) que recorren la Comarca muestran algunos de los entornos naturales más preciosos de Ambel. Así podemos encontrar sus valiosas cuevas, objeto de admiración de espeleólogos. Destaca el Ojo de la Valjunquera, una de las más largas de toda la provincia.
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