Albeta aúna la frescura de la juventud y el poso que solo deja la madurez. Una vez que pises sus calles, ya no volverás a ser el mismo.
La melodía de Albeta se ha escrito durante siglos bajo el auspicio del río Huecha. El agua ha sido un elemento fundamental en la expansión de la villa, desde sus orígenes romanos hasta la actualidad.
El Centro de Interpretación Valle del Huecha muestra al visitante la importancia del agua en todo proceso de la zona, desde la agricultura hasta la propia disposición de las viviendas.
Albeta celebra sus fiestas el 25 de julio, día de Santiago, con la representación de un dance recuperado. También son días de celebración el 17 de enero, día de San Antón, y el primer domingo de octubre en honor a la Virgen del Rosario.
Los monumentos de Albeta son agua en estado sólido, pura historia que permanece en el presente. Sus aguas medicinales fueron conocidas desde la antigüedad; la villa romana con termas hallada en el polígono de La Gorrona es muestra de ello.
Tras la ocupación musulmana, quien dio nombre al pueblo, Albeta se dividió para dos señoríos laicos, lo que generó numerosos problemas. Esta tensión puede acariciarse en las hermosas casas solariegas que conserva su casco urbano, además del antiguo molino de agua.
El carácter singular de Albeta también puede apreciarse en la iglesia de Santiago Apóstol, del siglo XVI. En ella se conserva la imagen de la Virgen del Rosario, cuya leyenda afirma que tiene poder curativos sobre locos y embrujados.
Albeta se sitúa en una zona rica en vino y aceite, dos grandes esencias que muestran la excelencia de la Comarca Campo de Borja. El Imperio de la Garnacha bebe del agua del Huecha para ofrecer uno de los mejores caldos de todo el mundo.
De los olivos se elabora un néctar dorado, el tesoro por descubrir de la Comarca Campo de Borja: se trata del aceite Sierra del Moncayo. Albeta ofrece numerosos espacios donde disfrutarlos en la mejor compañía.
Las suaves tierras de Albeta han ofrecido un fruto abundante a los agricultores que allí se han establecido. Abundantes campos de cereal se expanden a las afueras del municipio, de donde se elaborarán los alimentos más sabrosos.
En los pucheros, los vecinos de Albeta ofrecen platos contundentes como las migas, un plato que nunca puede faltar. Este sabor íntimo puede disfrutarse en cualquier lugar. Si eres afortunado, encontrarás a algún paisano elaborando un rancho o unas migas al aire libre, dispuesto a compartir sus raciones a cambio de una buena conversación.
El agua ha pintado sobre Albeta una escena propia de cuentos de hadas. La ribera del río Huecha y la acequia del Marbadón esculpen el municipio.
En el municipio confluyen varias rutas que muestran el enorme poderío natural de esta región. Sea a pie, en bicicleta o a caballo, sumergirse en ese paisaje tan vivo es una experiencia inolvidable.
En el término de Albeta encontramos el Manantial del Ojo, un manantial de aguas sulfatadas y magnésicas conocido desde la antigüedad, junto con una fuente llamada el medio vino.
Un paseo por los alrededores permite descubrir otros tesoros ocultos, como un pilar mudéjar en el camino a Borja.
Nuestro destino turístico, al igual que el territorio, está sujeto a medidas excepcionales como consecuencia de la Covid-19.
Por ello debe saber que cuando nos visite: museos, restaurantes, bodegas, eventos, alojamientos, etc., han podido modificar desde sus horarios, limitaciones de aforo e incluso condiciones de apertura.
A fecha de hoy, y con una situación tan cambiante, resulta imposible mantener la información actualizada día a día de todos y cada uno de los recursos del destino. Es por ello que le recomendamos que cualquier servicio que desee disfrutar a lo largo de su estancia previamente se ponga en contacto con el proveedor y confirme su intención de visita. Cualquier cambio que pudiera sufrir el mismo se lo harán saber directamente.
Quedamos a su entera disposición, sea bienvenido/a en La Ruta de la Garnacha