Hacia 1535 los habitantes del pueblo de Grisel eran en su mayoría moriscos, musulmanes convertidos forzosamente al cristianismo, siendo muchos los que en secreto seguían practicando su antigua religión. Así vivía un rico moro llamado Hamet-Ben-Larbi, que en un día festivo, y no guardando el precepto cristiano de “de oír misa los domingos y fiestas de guardar”, (según algunas versiones el día festivo era el de Santiago, otros la Virgen de Agosto e incluso el día del Corpus Christi aunque tradicionalmente la fecha más mencionada es la de la Virgen de Agosto). Ese día festivo salió el moro a trabajar con su criado a una era con el fin de trillar, al poco de comenzar la faena se oyó un gran estruendo y el moro, el trillo y las caballerías desaparecieron en un gran agujero que allí se hizo, el Pozo de los Aines. Los habitantes de Grisel asustados por aquel fenómeno lo atribuyeron a un castigo de Dios por trabajar en un día festivo.
Otras leyendas dicen que en el pozo vivieron ermitaños, por las cuevas que hay en el fondo, y que sirvieron al escritor Miguel Mena para recrear un pasaje de su novela “Bendita calamidad”. La imaginación popular va más lejos, llegando a comentarse que existían pasadizos que llegaban hasta el castillo del pueblo, empleados para huir del mismo cuando éste era asediado. Leyendas fantásticas que se suelen contar sobre el misterioso Pozo de los Aines. Aparte de todas estas leyendas por las que es conocido el pozo, estos últimos años gracias a la difusión del mismo en folletos turísticos, prensa, radio, etc., son muchísimas las personas interesadas en visitarlo, actualmente con todo tipo de seguridades desde la reciente rehabilitación del año 2013.
El Pozo de los Aines está localizado en el municipio de Grisel, muy próximo a la ciudad de Tarazona, y siguiendo las indicaciones (señalización) desde el mismo municipio se puede acceder hasta el mismo.
Fuente: grisel.info
Foto: Ramón Alcaine
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